RESULTA QUE la familia de Martina había ido a hacer picnic junto al río, y mientras los papás descansaban, ella fue a dar una vueltita. Cuando volvió, le contó a Nahuel: - Allá lejos, atrás del árbol, hay un cocodrilo enorme, con unos dientes largos como cuchillos. - Martina, vos sabés que no hay que decir mentiras - le dijo la mamá. - Pero no mamá, esto no es una mentira, es una historia - respondió Martina. - A ver el cocodrilo, mostrámelo. - No te lo puedo mostrar, porque cuando se estaba lavando los dientes con una ramita, vino una serpiente y se lo comió. - Ah. Entonces vamos a ver a la serpiente que se comió al cocodrilo. - No puedo, porque resulta que cuando la serpiente se estaba enroscan do en un tronco, apareció un gato hambriento y malo y se la comió. - Entonces mostrame el gato que se comió a la serpiente que se comió al cocodrilo- dijo la mamá. - Tampoco, porque resulta que el gato se acostó a dormir y apareció una lombriz y se lo comió. - explicó Martina. - Ah. ¿Y donde está la lombriz que se comió al gato? - No está, porque apareció una hormiga y se la comió. - Pero esto no puede ser - dijo la mamá haciéndose la desconfiada - Había un montón de animales y bichos comiéndose unos a otros y yo no vi nada. ¿cómo un bicho chiquito como una hormiga puede comerse una lombriz entera? Me parece que me contaste unas mentiritas. - ¿Vos querés que yo te muestre? - preguntó Martina. - Sí, mostrame. Y Martina le mostró una hormiga que había encontrado arriba de una piedra. La mamá se rió y no le dijo más nada. |
miércoles, 21 de octubre de 2009
La hormiga comilona
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